Gran parte de los contenidos que se generan a diario tienen como objetivo llamar la atención de un consumidor, ya sea para que compre algún artículo o para que se suscriba a algún servicio. Hablamos del redactor publicitario como factor fundamental a la hora de convencer. Vivimos en una sociedad icónica en la que todo entra por la vista, de tal forma que el primer impacto se produce siempre con una imagen llamativa. Pero seamos francos, lo que realmente tiene peso específico es la manera en la que se escribe un texto publicitario.
Estas técnicas, cuidadosamente estudiadas, permiten favorecer que una persona se pare a leer, que considere ese texto como algo atractivo y que finalmente, se decida a adquirirlo. Da igual que sea una bicicleta, un servicio de hosting o un ramos de rosas. Los ingresos que se generan por la publicidad son gigantescos, y contar con creativos capaces de elaborar un texto rompedor es todo un lujo. El E-commerce es un valor con mucha presencia, y cada vez adquiere más, por lo que un redactor publicitario es una figura clave.
¿Cómo lo hace un redactor publicitario?
Está claro, a escribir se aprende escribiendo, no hay más secreto. Pero escribir para el mundo de la publicidad es algo distinto, el poder de la persuasión domina todo. Escribir un texto publicitario lleva detrás una gran cantidad de trabajo, tal como:
- Establecer el público objetivo a quién va dirigida la campaña
- Poner en valor lo diferente de esa marca, es decir, el valor añadido.
- Partir de la realidad, dónde se está y a dónde se va a llegar.
Teniendo claras estas premisas, es obvio que un redactor publicitario ha de ponerse en el lugar del otro, y estudiar cómo puede hacerlo para que esa persona adquiera ese bien. Antes de empezar a escribir, se hará muchas preguntas sobre el público a quien se dirige la estrategia. No es lo mismo escribir para vender seguros de vida que hacerlo para vender un smartphone.
Una buena redacción publicitaria consigue poner en alza las ventas, cosa que no es sencilla. Es decir, ayuda a que se comercialice aquello que queramos. Atrás quedaron las épocas en las que la redacción publicitaria trataba de magnificar las virtudes del objeto. El consumidor se ha vuelto ahora más crítico, es más difícil de convencer y tiene una capacidad de comparar muy desarrollada. Por ejemplo, si ahora queremos comprar una cámara de fotos, solemos meternos en webs o en YouTube a analizar comparativas, ya no solo nos persuade el texto publicitario.
En otro orden de cosas, el redactor publicitario huye de llenar y llenar textos con adjetivos rimbombantes, el posible comprador lo detecta y suele huir de él. Un ejemplo claro de un gran marketing de contenidos es el de Apple. Sus anuncios, ya sean en revistas, en su canal de YouTube o en sus propias tiendas son muy parcos. Pocas palabras, predominio de cuidadas imágenes. Van directos y son eficaces, tanto que ya es una empresa con un capital de más de un billón de dólares. Apple invierte millones en publicidad, y sabe ir directa a la línea de flotación del consumidor. El poco texto que podemos encontrar en sus anuncios no es para aburrir al posible comprador con especificaciones técnicas aburridas.
Da igual forma, la redacción publicitaria huye de la voz pasividad y hace suya la activa. De esta manera, el mensaje llega claro y directo, sin ambages ni medias tintas. La clave es escribir para persuadir, por lo que la selección de los vocablos ha de ser concisa, directa y clara.
No solo es escribir para convencer
La imagen bohemia de un redactor delante de unos folios o un ordenador puede parecer, y lo es, algo caduca. No se entiende la labor de un redactor publicitario que no esté integrado en un equipo capaz de elaborar un buen SEO, en otro que domine el diseño gráfico y tratamiento de imágenes.
¿Ha de ser un redactor publicitarios una especie de hombre orquesta? Quizás, pero es muy difícil dominar todos los campos, por esa razón la gestión de este tipo de contenidos ha de especializarse. Un buen SEO hace mucho, cierto, pero a veces nos enredamos tratando de aplicar una estrategias demasiado complejas cuando en verdad, el contenido potente lleva ya de por sí una buena carga de posicionamiento. Tu SEO puede ser fantástico, si el contenido es humo, nada habremos avanzado.
A modo de reflexión
Escribir bien es algo que puede aprenderse, es como un entrenamiento deportivo. Y escribir textos publicitarios no es diferente, pero quizás sea uno de los tipos de textos más complejos de escribir. Ponerse en el lugar del otro, conjugar ingenio y saber ir directo a lo que se busca, son elementos de peso que se deben de manejar con soltura. Por eso un redactor publicitario es alguien que puede ser muy cotizado.