Invertir o dejar de invertir en nuestro producto no siempre es fácil, es importante conocer cómo de saturado está el mercado, cómo nos hemos posicionado y cómo ha adaptado la sociedad este producto. Así pues, hay una herramienta denominada ciclo de vida del producto que nos ayuda a conocer las fases donde deberíamos invertir más recursos y más tiempo. Es importante saber colocar nuestro producto dentro de este gráfico.
El ciclo de vida del producto se podría definir como las fases por las que pasa desde su creación hasta su muerte, algo similar a la vida humana. Este gráfico compara las ventas con el tiempo, así pues, se crea una parábola que crece hasta que “muere”. A continuación, describiremos todas sus fases.
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Fase 1: Introducción
A la primera fase se le denomina popularmente introducción. Se trata de cuando el producto se lanza por primera vez al mercado, y por ello, es la fase que más inversión supone. De hecho, muchos autores conciben este momento donde la curva parte de un momento negativo. Es decir, donde no hay ventas y la inversión es enorme. Es lógico pensar esto puesto que hay pocas empresas que realmente despeguen en el mercado y lo hagan facturando millones de euros.
Se produce un primer acercamiento hacia el consumidor, por ello, hay tanta inversión en la investigación de mercados, en la comunicación, en la promoción del producto…
El mayor problema de esta fase es que no se sabe la trayectoria que tomará el producto, puede convertirse en un producto estrella y ser un verdadero éxito o que toda la inversión no sirva para nada y sea un fracaso. Por eso, es muy importante creer en nuestro propio producto.
Fase 2: Crecimiento
Durante esta segunda fase del ciclo de vida del producto, las ventas crecen un poco a medida que va pasando el tiempo y el consumidor conoce más acerca de este nuevo producto. Normalmente, podríamos decir que las ventas aumentan porque los costes de producción se ven reducidos, gracias a la entrada de nuevos competidores y de avances tecnológicos.
En esta fase lo más importante es crear imagen de marca, con la entrada de nuevos competidores la diferenciación cada vez será más complicada. Pero si marcamos esa diferencia desde el principio, siempre estaremos en la mente del consumidor.
Lo más importante de esta fase es entonces el posicionamiento, ir introduciendo pequeñas modificaciones a medida que se modifica la demanda.
Fase 3: Madurez
En esta fase el crecimiento ya no es exponencial, al contrario, se estabiliza. Las ventas tienden a ralentizarse. Es normal, puesto que ya ha pasado un tiempo desde que ese producto tan “novedoso” se lanzó al mercado y se instauró en nuestras vidas.
La competencia todavía acecha más que en la fase anterior, por lo que lo más importante en esta fase es ir introduciendo pequeñas novedades y conseguir una ventaja competitiva frente a estos. Si lo comparamos con la matriz BCG, diríamos que tenemos un producto vaca. Es decir, un producto que ahora funciona como financiador, seguimos obteniendo ingresos con esta y no nos genera apenas gastos.
De lo que se trata en esta fase es de evitar el declive y alargar la madurez todo lo posible en el tiempo. Por eso, las innovaciones tecnológicas cobran tanta relevancia en esta etapa.
Fase 4: Declive
Con el temido declive, llega el momento de decidir si seguir apostando por tu producto o decidir descatalogarlo. Las necesidades de los consumidores son cambiantes y van evolucionando a medida que se van satisfaciendo sus necesidades y deseos. Por eso, nuestros clientes se saturan de este tipo de producto y se mueven hacia otro, porque esa necesidad o ese deseo ya lo tienen cubierto.
Como era de esperar, en esta etapa las ventas caen irremediablemente. No es dificil darse cuenta del momento en el que se alcanza esta fase, puesto que se puede ver fácilmente en cómo la cifra de negocios va disminuyendo con el paso del tiempo. Pero descatalogar un producto que en su momento fue un éxito no siempre es fácil para los empresarios.
Cada uno a su ritmo…
Aunque a priori nos pueda parecer complicado identificar el momento en el que se encuentra nuestro producto, solamente tenemos que fijarnos en la forma en la que lo adapta el mercado y la sociedad.
No obstante, es importante destacar que cada producto lleva su ritmo, algunos llegarán a la fase de declive en tan solo meses y otros estarán en la fase 3 de madurez durante años. Por ejemplo, los productos que son fácilmente imitables y que se ponen de moda muy rápido gracias, en parte, a las redes sociales serán las que antes desaparezcan. Un claro ejemplo podría ser las pulseras de “Power Balance” que favorecían al equilibrio.
Por otro lado, las cápsulas Nespresso llevan años en la fase de madurez, es un formato cómodo y rápido para beber café y aunque muchas marcas blancas lo han imitado, Nespresso ha sabido transmitir su propuesta de valor de café de máxima calidad.
Así que, ahora que ya sabes lo importante que es saber identificar la fase donde se encuentra tu producto, ¿a qué estás esperando? Si quieres conocer esta y otros muchos consejos de marketing, no dudes en consultar nuestro blog.
