Los supermercados al igual que cualquier otro negocio, utilizan técnicas de marketing para llamar la atención de sus clientes. Quizás nunca lo habías llegado a pensar o lo habías pasado por alto, pero una vez te contemos todas sus técnicas comenzarán a verlas con más atención.
¿A qué siempre que vas a comprar sales comprando más de lo que tenías en mente? Esto es gracias al potente neuromarketing que utilizan. Nada esta colocado al azar, todo tiene su sitio específico por alguna razón.
Se podría decir que saben cómo “atacar”, en el buen sentido de la palabra, a su presa que en este caso somos nosotros.
En primer lugar, seguro que nunca te habías parado a pensar porque todas las cajas para pagar de los supermercados se encuentran en el lado izquierdo y la entrada o salida en el lado derecho. Pensarás que por estética o por simple cuestión de diseño, pero no. Este método tiene su lógica y es que la gran mayoría de las personas somos diestros por naturaleza y tendemos a coger siempre las cosas que se encuentran en este lado, dirigirnos al siguiente pasillo por este lado y un largo etcétera. Dentro del cual se encuentra que, al entrar los diestros tendrán que ir por ese lado y recorrer todo el supermercado para volver al lado izquierdo, que es donde se encuentran las cajas. ¿Ya vas viendo por donde íbamos?
Por otro lado, nos encontramos con la psicología de los colores, cada sección cuenta con una iluminación determinada. Para aparentar una u otra cosa con cada artículo. Los productos cárnicos y el pescado, se encuentran en fondo blancos y nítidos para aparentar frescura y calidad. Y por ende, la fruta cuenta con su propia luz un tanto más amarillenta para hacer ver la maduración de las frutas.
Otra de las tácticas es colocar los artículos esenciales del día a día, que más consumen los clientes, en los lugares más escondidos. Este método se llama “el faro” es decir, atraen al cliente donde ellos quieren. Suelen encontrarse al fondo, lo que te obliga a pasar por todos los pasillos de la bollería, dulces y snacks. En este caso, un porcentaje muy alto de personas acaban viéndose atraídos por algún producto que no iban buscando.
Pero no creas que sólo juegan contigo, también utilizan de cebo a los niños. Es cierto que los productos de marca blanca o más barata los colocan o bien en los estantes más bajos o en los más altos, para que sean de difícil acceso. Y de esta forma, que a la vista te lleguen los de las marcas más comerciales o los más caros.
Con los niños ocurre algo muy similar, ponen a la altura de sus ojos las gominolas, caramelos, chocolate o juguetes, para que tengan fácil acceso y pueden hacerse con ellos.
¿Y que me decís de los hilillos de música pegadizos que hacen que los cantes hasta en la ducha? Todos, insisto todos, los hemos cantado alguna vez.
Este sistema es para hacerte sentir a gusto, tranquilo y cómodo. De esta forma, estarás más tiempo recorriendo los pasillos. Este método es utilizado también por los centros comerciales y las grandes superficies.
Al hilo de esto, cuando entras en un super, es como una cápsula espacio-temporal porque no hay ventanas ni reloj que nos hagan ver la hora del día que es. Está comprobado que, si ves el exterior recuerdas que tienes más cosas que hacer y vas más deprisa.
Y cuántas veces has ido a coger un carrito y has pensado: “¡Siempre cojo el roto!”. Pues te equivocas. Las ruedas de la gran mayoría de carritos son así de ruidosas, pero con la intención de que su ruido te haga creer que andas muy rápido y con prisas, y te hace frenar para ver todo con más detenimiento.
Pero no es lo único que hacen con los carritos, también juegan con sus diseños haciéndolos muy grandes y profundos. Cuanta más capacidad tenga la cesta, más productos meterás dentro de la misma. Si coges tres o cuatro cosas, parecerá que has hecho un viaje en balde, en cambio si le llenas, aunque sea de productos que realmente no necesitas, parecerá que te llevas una buena compra para aguantar al menos tres inviernos. ¡Puro marketing!
Seguramente que te preguntes que, si ya hacen los carritos así y se molestan tanto en su diseño y características especiales, porque les hacen pequeños para niños. Porque a los más pequeños también les gusta participar en las compras con sus mayores. Si los niños se encuentran cómodos, útiles y no molestan; los adultos podrán realizar la compra tranquilos y sin prisas. Además, seguramente que en sus carritos caigan algún que otro producto de más. ¡Lo que son todo ventajas!
Y algo que nos gusta a todos son los carteles luminosos y de colores llamativos, es decir, los que presentan una oferta. Puede que sea pequeña la rebaja o incluso nula, pero nos hacen creer que hemos comprado barato y hemos salido ganando. Haciendo cuentas el ahorro es de 20 o 30 céntimos, pero es ver: “2X1”, “El kilo sale a la mitad de precio” o “30% de descuento en la 2º unidad”; y ya nos tienen ganados a la mayoría.
Esto se une a los cupones descuento que ofrecen por cada compra. Lo que consiguen haciéndote guardar esos vales o tickets de compra, es fidelizar clientes. Hacer que, si quieres más, tienes que volver y seguir comprando allí. Mucha gente se reta a conseguir todos los puntos para obtener algún premio o descuento estrella. Por lo que, de la forma más sencilla, hacen que esa persona vuelva con regularidad. Por muy bajo coste publicitario.
Y por último, que me decís del fantástico olor a pan o bollería que hay nada más entrar en un supermercado. ¡Gloria bendita y compra asegurada!
Es por eso que se sitúan nada más entrar o en zonas estratégicas, a nadie le amarga un dulce.
Y estas son algunas de las técnicas de marketing utilizadas por los supermercados o hipermercados, con el fin de atraer al cliente y hacernos comprar más, pero de forma sutil. El neuromarketing se encuentra en muchos más sitios de los que creemos y este es sólo un ejemplo.