Para crear un logo, no hay que dejar nada al azar, esa es una de las ideas principales cuando se está planificando cualquier acción. Incluso si pensamos que los maestros de la improvisación lo son por ser capaces de reaccionar, de manera exitosa, a algo que no estaba planeado, estamos cometiendo un craso error. Y es precisamente porque son capaces de anticipar lo que pueda suceder y cómo deberían actuar en consecuencia. Con esto queremos decir que todo se tiene en cuenta y tiene una función.
Cuando diseñamos el que va a ser el logo de nuestra marca tenemos que tener presentes muchos factores: qué valores queremos transmitir, cuál es el público objetivo al que me quiero dirigir o, sin ir más lejos, cómo quiero que me represente mi logo. Para ello se cuida tanto la forma como el estilo que utilicemos: si queremos que solo sea una imagen, una imagen con letras, letras, figuras… Las opciones son numerosas, y la elección de una o de otra pueden suponer un gran cambio en la percepción de esta.
Pero hay un elemento que es lo que, a primera vista, sirve para generar una primera identificación de lo que podría transmitir nuestra marca, y no tiene que ver con el copywriting o los contenidos —aunque siguen siendo fundamentales para el desarrollo de un negocio en el mundo digital—: nos referimos a los colores. Puede parecer una nimiedad, pero son muchos los estudios psicológicos que avalan la eficacia y la influencia del color en la mente humana. En este artículo vamos a hablarte sobre la psicología del color y qué supone la elección de uno u otro.
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Los orígenes de estos estudios
Una de las características definitorias del marketing es la adaptación de los conocimientos de otras ciencias y disciplinas a sus campos de estudio. Uno de los más importantes es la psicología y cómo influye en la conducta humana para mejorar o ajustar las posibles campañas y estrategias que se desarrollen. En este sentido, muchos han sido los especialistas y psicólogos que han establecido la importancia del color en las decisiones de los consumidores.
La clave de que esto sea tan efectivo es, precisamente, que el color no conecta con el usuario en sí mismo, sino con su subconsciente. Dicho de otra manera: el color se encarga de generar una impresión en la mente del consumidor, pero no de una manera directa como si fuera un texto, sino transmitiendo sensaciones que afectan a su percepción. Precisamente por este motivo es que, en locales físicos —y cada vez más en páginas web—, el cuidado por la iluminación, el color de las paredes, la posición de los artículos o, incluso, cómo interactúan entre ellos, son actores importantes para condicionar las decisiones de nuestro público.
Cuál es el color ideal para mi marca
Y aquí entramos en la pregunta principal y más difícil de responder: ¿qué color debería usar? El espectro cromático es casi infinito, pero por fortuna existen una serie de colores que podríamos señalar como principales, siendo todos los demás, variaciones de estos. Vamos a ir uno por uno explicando lo qué significan y dando algunos ejemplos:
Rojo
Se trata de un color que llama la atención a primera vista. Se asocia con el amor o la pasión, pero también con la energía, la fuerza o incluso el peligro y lo prohibido. Hay que tener en cuenta que puede provocar cierto rechazo, dependiendo de su tonalidad, al ser un color “agresivo”, es decir, muy vistoso e, incluso, acaparador.
Podemos reconocerlo en marcas como Coca-Cola, Netflix, Mitsubishi o Vodafone abogan por la utilización de este color en mayor o menor medida.
Azul
Si el rojo simbolizaba la energía, el azul es el caso contrario. Está relacionado con la calma, la serenidad y la pureza; sin embargo, puede denotar frialdad y lejanía. Se trata de uno de los colores favoritos de las personas, por lo que muchas marcas tienden a utilizarlo.
Algunas de ellas son Movistar, Nivea o redes sociales como Twitter y Facebook.
Verde
El color de la naturaleza, relacionado con el medio ambiente y la salud. Símbolo también de la juventud, puede mostrarse más vital o relajado dependiendo de la oscuridad de sus tonos; pero destaca principalmente por sus propiedades relajantes.
Está presente en muchas marcas del sector de la alimentación o de la salud, como Tropicana o Tic Tac, hasta otras más dirigidas a jóvenes como Spotify o WhatsApp.
Amarillo
Por excelencia, la representación de la felicidad y la luz, la riqueza y, por ende, de la envidia. Se trata de un color que suele verse en proporciones muy pequeñas porque le ocurre algo similar que al rojo, y es que son colores demasiado “violentos” para la vista, lo que no resta su energía ni su optimismo.
Algunas marcas que lo han adaptado a su logo han sido Ikea, McDonald ‘s, National Geographic o Vueling.
Naranja
La fusión del del rojo y del amarillo, es la representación de lo juvenil y la energía, así como de la diversión y el valor. A diferencia de los colores que lo componen, se trata de un color que no afecta tanto a la vista, aliviando la carga visual. Es, por este motivo, uno de los más utilizados en publicidad.
Jazztel, Orange, Fanta, Amazon o ING son algunas de las empresas que lucen este color.
Blanco y negro
Dos colores opuestos y complementarios, como el yin y el yang. La pureza y simpleza del primero frente a la sofisticación y elegancia del segundo. Suelen ir acompañados entre ellos o con otro de los anteriormente mencionados, pero suelen ser dos colores que casan muy bien con cualquier otro.
Algunas marcas como Sony, Nike, Adidas, Dior o Apple utilizan variaciones de sus logos en uno u otro color.
Llena de color tu marca
No se puede dejar nada al libre albedrío; incluso aunque queramos expresarnos con un color determinado, hay que tener presente que el mensaje que se transmite puede no llegar completamente al usuario, porque la psicología del color no es exacta, pero sí funcional y técnica. Las variaciones en el tono o la composición cromática marcan la diferencia.
Al igual que con el copywriting, saber qué elementos utilizar es clave para un correcto posicionamiento. Saber cómo van a reaccionar nuestros posibles públicos, lo es para planificarlo todo y actuar en consecuencia.